viernes, 28 de marzo de 2014

Una idea, un Líder.



¡En Venezuela hace falta un líder!  Grita una gran parte de las personas que se oponen al partido que gobierna a Venezuela hoy día.

Pero sin darnos cuenta caemos en el mismo error que se ha cometido infinidad de veces en la historia contemporánea de este país, esperamos que alguien investido con el espíritu del libertador Simón Bolívar venga y nos rescate de los opresores. Pero debemos ya despertar, debemos entender que no existe manera posible de que un espíritu, heredero, o sucesor autoproclamado repita la hazaña de Simón Bolívar, porque él le dio solución a sus luchas, no por medio de la intervención divina de un ente etéreo; si no por la gesta que él se propuso para librar a América del imperio Español.

Lo que quiero decir es que hoy cada uno de los venezolanos que estén estáticos, esperando a que ocurra un milagro, un cambio, una nueva gesta libertadora, esperará en vano, porque la verdadera solución la tiene cada uno de los ciudadanos de este país, quienes están obligados moralmente a dar la cara uno al otro, para encontrar un mejor futuro y poder así darle un pasado glorioso a las nuevas generaciones.

Nosotros los jóvenes, no podemos llegar a nuestros 35 o 40 años lamentándonos porque no se nos dieron oportunidades, porque nunca tuvimos un líder, porque nunca se nos enseñó el camino. Debemos, al contrario, llegar a nuestra adultez creando oportunidades, habiendo sido líderes  en un país que está carente de ideas y abundante en fallas, debemos hoy en este punto de quiebre señalar el camino que nos unirá, para así ahorrarnos la vergüenza de ser unos venezolanos fracasados quienes se quedaron esperando a que alguien los rescatase.

Debemos, en fin, hacerle entender a cada una de las personas que se postulan como líderes, que no están solos, pero no para que sientan apoyo, si no para que sepan que todos los venezolanos, líderes por convicción y acción, los estamos evaluando todos los días y que deberán responder a sus errores de acuerdo a la justicia. Porque quienes les araron el camino para que ostenten un cargo público, fuimos cada uno de nosotros. 

Ese es el futuro de orden y disciplina política que debemos gestar en Venezuela, y este es solo posible si cada uno de nosotros entiende que la existencia o inexistencia de un mejor país es responsabilidad de cada ciudadano, y no de una sola persona que quiere ser presidente para salvar la nación.

Manuel V Narváez B.

@axiomanuel

miércoles, 19 de marzo de 2014

La Nueva Política.


 

Vivimos en una Venezuela enfrentada por ideales de vida. Una parte de los venezolanos se identifican con los ideales de la Revolución; mientras que otra con ideales libertarios, mas no siempre liberales.
Tenemos entonces que en el común del pueblo, ya sea, pobre, rico, clase media alta, o baja se produce una lucha constante por definir una posición que apunte a un futuro mejor, con oportunidades, reconocimiento del prójimo y mejor calidad de vida, pero siempre se arrastra, con ese deseo, al ideal político que le dio impulso a esa lucha, y que finalmente produjo la división de nuestra nación. Así, y fruto de esta división, es que muchos apuntan como culpable a política.
Pero la realidad es que el culpable de todos los males de la humanidad es el hombre, quien hace la política, que se deja llevar por las ambiciones, que se ofusca con el apoyo de las masas, quien es su ego se cree un dios, y que por tanto considera que todas sus decisiones son correctas; o que, como en muchos casos de la historia, sostiene que son correctas pero solo para mantener el poder que le da la posibilidad de delinquir.
Debemos entonces para llegar al diálogo, cada uno de nosotros, quienes al final tenemos la última palabra, desligarnos de las aspiraciones políticas de nuestros líderes, y en ese momento ver los problemas y soluciones que tenemos a nuestro alcance, para plantearlas a aquellos que ostentan las posiciones de poder, tanto en el gobierno como en la oposición.
Debemos enseñarles que la política no es gobernar bajo una premisa de antojos y posiciones unipersonales que garantizan una masa de votantes para mantener un cargo; la política es escuchar a las bases, al pueblo llano, y  gestionar el uso de los poderes para dar soluciones concretas a todas las carencias, vengan de donde vengan.
En conclusión, para dialogar hoy en Venezuela debemos olvidar a los liderazgos, a las órdenes de intolerancia, al poder de la fuerza pública; y abrazar la opinión, el debate y la lluvia de ideas en cada una de nuestras urbanizaciones, barrios, edificios, casas ciudades y pueblos. Para luego hacerle entender a cada uno de los líderes de cada tolda política, que el que manda es el pueblo en conjunto, y no ellos, que son las personas a quienes se les paga para que se ejecute el mandato de la unión de personas que son la Nación de Venezuela.  

Manuel V Narváez B.