viernes, 4 de abril de 2014

Mi país, mi valor.


 
Cada uno de los venezolanos debe establecer su rol en la situación política del país. Es nuestra obligación para con nosotros, nuestra familia, amigos y las generaciones futuras.

En este sentido debemos encontrar nuevamente aquello que nos impulsa a sentir orgullo patriótico por nuestro país, debemos reencontrarnos con Venezuela, para que nuevamente forjemos nuestro camino a la democracia plena y representativa.

Esta tarea, que es responsabilidad de cada una de las personas que hayan nacido en esta tierra, es necesaria para definir, con contundencia y criterio, las razones que nos impulsan a tomar una postura personal en cuanto a todos los problemas que nos aquejan día a día.

Debemos entender que los problemas que tenemos en Venezuela son producto de una gran apatía por la responsabilidad que implica ser ciudadano de un país, pero esos mismos problemas que nos hemos buscado cada uno de nosotros con esa actitud indiferente, serán el germen de la solución, ya que a través de esta gran crisis, que es por demás endógena, se fortalecerán aquellos valores universales de orden y respeto a la ley que tanto hacen falta en nuestro país.

Debemos en este sentido asumir la responsabilidad que recae en cada uno de nosotros, por el pasado político de Venezuela, por el presente, y por sobre todas las cosas, por el futuro.

Ser venezolano no solo implica votar por un candidato o por un partido, para que ellos se encarguen del resto; ser venezolano significa apoyar, criticar o exigir sobre cada una de las decisiones que se toman en la administración de la República.
Así con criterio, identidad, y arraigo por el país, es que lograremos controlar a los que ostentan un cargo político, y con ello evitaremos que el poder que tienen se desvíe para fines que van en contra de cada uno de nosotros.

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