Cada uno de los venezolanos debe
establecer su rol en la situación política del país. Es nuestra obligación para
con nosotros, nuestra familia, amigos y las generaciones futuras.
En este sentido debemos encontrar
nuevamente aquello que nos impulsa a sentir orgullo patriótico por nuestro
país, debemos reencontrarnos con Venezuela, para que nuevamente forjemos
nuestro camino a la democracia plena y representativa.
Esta tarea, que es
responsabilidad de cada una de las personas que hayan nacido en esta tierra, es
necesaria para definir, con contundencia y criterio, las razones que nos
impulsan a tomar una postura personal en cuanto a todos los problemas que nos
aquejan día a día.
Debemos entender que los problemas
que tenemos en Venezuela son producto de una gran apatía por la responsabilidad
que implica ser ciudadano de un país, pero esos mismos problemas que nos hemos
buscado cada uno de nosotros con esa actitud indiferente, serán el germen de la
solución, ya que a través de esta gran crisis, que es por demás endógena, se
fortalecerán aquellos valores universales de orden y respeto a la ley que tanto
hacen falta en nuestro país.
Debemos en este sentido asumir la
responsabilidad que recae en cada uno de nosotros, por el pasado político de
Venezuela, por el presente, y por sobre todas las cosas, por el futuro.
Ser venezolano no solo implica
votar por un candidato o por un partido, para que ellos se encarguen del resto;
ser venezolano significa apoyar, criticar o exigir sobre cada una de las
decisiones que se toman en la administración de la República.
Así con criterio, identidad, y arraigo por el
país, es que lograremos controlar a los que ostentan un cargo político, y con
ello evitaremos que el poder que tienen se desvíe para fines que van en contra
de cada uno de nosotros.
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